Debido a la falta de preparación del docente y el notorio desinterés para la enseñanza de la historia, esta área siempre ha padecido de una enseñanza completamente tradicionalista, memorística y sin ningún sentido de ubicación en el espacio. El alumno contesta cuestionarios, escribe resúmenes, memoriza fechas sin tener ninguna causa causa o efecto de algún hecho histórico sin saber sus causas y consecuencias en nuestro país y/o en el mundo.
¿Cómo se debe enseñar?
Para que esta materia tenga la relevancia e importancia que se merece es necesario que el maestro muestre un especial interés en su enseñanza, que motive a sus alumnos por conocer los acontecimientos que nos antecedieron. Para ello el maestro deberá tener conocimiento y dominio de la historia para que no sea de manera aburrida sus sesiones dentro del aula. La clase debe ser dinámica con mesas redondas, foros, lluvias de ideas y demás técnicas que nos permita lograr los objetivos impuestos y que nos pide las autoridades educativas. Además debe despertar el interés del alumno para conocer e investigar algunos hechos históricos trascedentales que cambiaron el rumbo del país y/o del mundo.
¿Para qué sirve?
La historia es la herramienta intelectual más poderosa que posee la sociedad. La finalidad de la historia es explicar el presente, decir porque el mundo que nos rodea es como es. La historia nos cuenta que es importante en nuestro mundo y como ha llegado a serlo. Nos cuenta porque las cosas que valoramos son las cosas que tenemos que valorar, y nos cuenta que ha de pasarse por alto o desecharse. Eso es verdadero poder, un poder profundo. El poder de definir a toda una sociedad. El futuro depende del pasado.
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